Un insecto fuera de lo ordinario

Hoy mientras mi pequeño jugaba en el jardín de nuestra casa entró muy emocionado ya que había encontrado un pequeño insecto de un color muy singular el cuál llamó mucho su atención así que decidimos ponerlo dentro de un frasco por un rato para que pudieramos observarlo mejor.
Era un pequeño mayate verde este hermoso insecto, cuando es adulto llega a medir de 2 a 3,4 cm. Son de un verde pálido por arriba y verde brillante metálico en el vientre y las patas. Están activos durante el día, con frecuencia a la sombra de árboles, mezquites y pirules buscando dónde colocar sus huevos y esperar pareja.
Pero sobre todo, el mayate es un bicho inofensivo y una pieza irreemplazable de nuestro ecosistema, ya que es el encargado de descomponer la materia. No es venenoso, no pica y en realidad es conocido por su peculiar torpeza, pues muchas veces vuelan tan rápido que chocan con la pared y caen de espaldas en el suelo al grado de ser incapaces de levantarse.  

El sonido de los mayates al zumbar es muy parecido al del abejorro, ya que no necesitan abrir los élitros, o alas anteriores como las que tiene la Catarina. Las larvas del mayate crecen hasta 5 cm, son gruesas, blancas con la cabeza oscura, y aunque tienen seis patas pequeñas les son inútiles para caminar. Las larvas a menudo se crían entre el estiércol bovino que su fuente de alimento.

Estos animales son rechazados por su tamaño, por ser considerados portadores de enfermedades, lo cuál no es cierto. Es sólo un prejuicio extendido por años, en el que se creía que había que combatir a cualquier animal extraño que entrara en una casa.

Se les llama escarabajos verdes de junio, porque los adultos aparecen en dicho mes de junio. A pesar de que es más común encontrarlos en color verde metálico, su espectro de colores va desde el café, variaciones de amarillo a rojo y de un tono oscuro al gris. Se alimentan de frutos muy maduros o blandos, como higos o duraznos ya que no pueden morder materia dura.

El mayate ayuda al reciclaje de la materia y es necesario para oxigenar la tierra, por lo menos en las regiones en las que aparece cada año. Cuando los adultos emergen de la tierra para aparearse, las hembras vuelan sobre la superficie del césped temprano en la mañana, mientras que los machos vuelan desde mediados a tarde en la mañana.

Las hembras producen una sustancia que atrae a los machos antes de aparearse. Después que las hembras se aparean, estas cavan en el césped para colocar un grupo de 10 a 30 huevos en una bola de tierra comprimida casi del tamaño de una nuez.

 Aquí les dejo unas fotos que pude tomar antes de liberarlo.

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